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Sostenibilidad social y compromiso empresarial: erradicar la violencia de género para construir un futuro igualitario

En Baladre Desarrollo, entendemos que la sostenibilidad social es esencial para construir una sociedad en la que la igualdad, la justicia y la seguridad de todas las personas estén garantizadas. La sostenibilidad no solo implica preservar los recursos naturales o impulsar el desarrollo económico, sino también asegurar que las personas vivan libres de violencia y discriminación. La violencia de género, además de ser una grave violación de los derechos humanos, representa una barrera para el desarrollo sostenible al perpetuar desigualdades y debilitar el tejido social.

La Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, pone de relieve el papel del ámbito empresarial en esta lucha. Las empresas tienen una responsabilidad clave para prevenir, proteger y promover acciones que apoyen a las víctimas y generen entornos laborales seguros e igualitarios. Al abordar la violencia de género, las empresas no solo cumplen con su deber legal, sino que refuerzan su compromiso con la sostenibilidad social al proteger el bienestar de su personal y contribuir al desarrollo de comunidades más resilientes.


La violencia de género como desafío para la sostenibilidad social

La violencia de género tiene impactos profundos no solo en las personas directamente afectadas, sino también en el entorno económico y social. Las víctimas enfrentan obstáculos en su desarrollo personal y profesional, mientras que las empresas pierden talento, productividad y cohesión. Por tanto, abordar este problema no es solo un acto ético, sino una inversión en un modelo de sostenibilidad que prioriza a las personas como el centro del desarrollo.


Obligaciones legales de las empresas: una oportunidad para liderar el cambio social

Las empresas juegan un papel crucial en el cumplimiento de las obligaciones legales y en la promoción de un entorno laboral que contribuya a la erradicación de la violencia de género. Entre las principales medidas establecidas por la Ley Orgánica 1/2004 se incluyen:


1. Derechos laborales específicos para víctimas de violencia de género

El acceso al empleo y la permanencia en el mismo son fundamentales para la independencia económica y la recuperación de las víctimas. La ley garantiza medidas específicas para proteger a las trabajadoras en situación de violencia de género, como:

  • Adaptación de la jornada laboral, para permitirles gestionar su seguridad personal y familiar.

  • Movilidad geográfica o cambio de centro de trabajo, en caso de ser necesario por razones de seguridad.

  • Suspensión del contrato de trabajo con reserva del puesto, brindando un periodo de protección mientras se gestionan las circunstancias personales.

  • Reducción de jornada laboral, ajustando el salario proporcionalmente, pero manteniendo el vínculo laboral.

Estas medidas no solo brindan protección inmediata, sino que aseguran que las víctimas no queden excluidas del mercado laboral, garantizando su capacidad para reconstruir sus vidas.


2. Promoción de la inclusión laboral de las víctimas

La ley enfatiza la importancia de la inclusión laboral de mujeres víctimas de violencia de género, especialmente a través de políticas públicas y programas de contratación en empresas que trabajan con administraciones. Esto es esencial para romper ciclos de dependencia y exclusión social, promoviendo la igualdad de oportunidades.


3. Protección de la privacidad y confidencialidad

Las empresas tienen la responsabilidad de garantizar la confidencialidad de las víctimas, especialmente en relación con las medidas adoptadas en su favor. Esto incluye proteger sus datos personales y cualquier acción laboral que pueda identificarlas como víctimas, asegurando su seguridad y evitando la estigmatización.


4. Planes de igualdad y protocolos contra la violencia

Las empresas con más de 50 personas trabajadoras están obligadas a contar con planes de igualdad que incluyan medidas específicas para prevenir y actuar ante la violencia de género. Además, se recomienda implementar protocolos internos que describan las acciones concretas para abordar cualquier situación de violencia en el entorno laboral.


5. Formación y sensibilización del personal

El conocimiento y la sensibilización son herramientas poderosas para prevenir y actuar frente a la violencia de género. Las empresas deben incluir programas de formación obligatoria para su personal, que aborden:

  • Cómo identificar casos de violencia de género en el entorno laboral.

  • Recursos y derechos disponibles para las víctimas.

  • Protocolos de actuación en situaciones de riesgo.

La formación contribuye a generar una cultura corporativa basada en el respeto, la igualdad y la inclusión, fortaleciendo la cohesión interna y la confianza de los equipos de trabajo.


Más allá de las obligaciones legales: el liderazgo empresarial en la sostenibilidad social

Cumplir con las exigencias legales es el punto de partida, pero las empresas tienen la oportunidad de liderar un cambio más profundo al adoptar políticas y prácticas que refuercen su compromiso con la sostenibilidad social. Entre las acciones adicionales que pueden tomar se encuentran:

  • Implementar políticas de tolerancia cero frente a la violencia de género y el acoso laboral.

  • Desarrollar canales de denuncia seguros y confidenciales, que brinden apoyo a las víctimas y aseguren una actuación rápida y efectiva.

  • Colaborar con organizaciones sociales y programas públicos dedicados a la inserción laboral de víctimas de violencia de género.

  • Promover campañas de sensibilización internas y externas, que refuercen la importancia de la igualdad y la erradicación de la violencia.

  • Fomentar la inclusión y la diversidad como pilares estratégicos de la cultura corporativa.


Un compromiso por la sostenibilidad social y la igualdad

Desde Baladre reafirmamos nuestro compromiso con la igualdad y la sostenibilidad social, entendiendo que erradicar la violencia de género no es solo una cuestión legal, sino una obligación ética y social. La lucha contra la violencia de género requiere la acción conjunta de todos los actores sociales, y las empresas, como motor de desarrollo y transformación, tienen la responsabilidad de liderar esta causa.


En este 25 de noviembre, renovamos nuestra voluntad de trabajar por entornos laborales seguros, respetuosos y libres de violencia, contribuyendo a una sociedad más justa, inclusiva y sostenible.



 

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